Gamify or die … En mi caso prefiero hacerme esta pregunta: ¿cómo gamificar y no morir en el intento? Mi respuesta, en el título de este post: poco a poco, muy despacio.
Para empezar, habría que matizar que la gamificación en educación no es algo nuevo. Recuerdo que en mis primeros años de EGB (estoy remontándome a finales de la década de los 70) teníamos un profesor que establecía una clasificación por notas y los alumnos íbamos rotando semanalmente de pupitre en pupitre en función de nuestros resultados en los exámenes. También, ya como profesor, he introducido dinámicas ice breaker para romper el hielo en las presentaciones durante los primeros día de clase, he utilizado dados y juegos de azar en algunas actividades o he recompensado a los alumnos que alcanzaban determinados objetivos con horas de proyectos «libres». Y todo eso sin ser consciente de que estaba poniendo en práctica técnicas de gamificación.
Sí que hay que reconocer que aunque la aplicación de mecánicas y dinámicas de juego sin fines estrictamente lúdicos lleva ya mucho tiempo siendo objeto de estudio (no sólo en la educación, sino especialmente en otras áreas relacionadas con actividades empresariales), es cierto que la revolución que supuso la web 2.0 y la creciente popularidad de los videojuegos entre los jóvenes han hecho que se planteen nuevas líneas de investigación apoyadas en tecnologías software que han florecido en la última década.
En concreto me ha llamado la atención la siguiente conferencia de Jane McGonigal, en la que explora la posibilidad de utilizar videojuegos para resolver problemas del mundo real:
El planteamiento me parece original pero también tengo mis reservas al respecto (considero que los videojuegos tienen un efecto alienante sobre muchos jóvenes).
Así que como decía al principio, mi apuesta va a consistir en introducir gamificación en pequeñas dosis de aquí hasta el final de curso y estudiar los resultados que produce, para así poder aplicarla el curso que viene con mayor conocimiento de causa.
Aprovecharé también que este mes he comenzado como profesor de apoyo con un grupo de alumnos de la siempre complicada etapa de la formación profesional básica. En los pocos meses que compartiré con ellos me he planteado dos líneas de actuación basadas en dinámicas y mecánicas de juego aparentemente no demasiado complicadas que espero puedan servirme de ayuda a la hora de solventar ciertas dificultades:
- Dos de los mayores problemas que he constatado con varios de estos alumnos son la falta de continuidad en la asistencia a clase (al borde del abandono en algún caso) y la puntualidad. Con la ayuda de una aplicación web he diseñado una serie de medallas e insignias acumulables semanalmente para ir reconociendo los méritos de los alumnos en este campo. Lo interesante de este experimento es que resulta muy fácil comprobar si los resultados son satisfactorios o no.
- También me habían comentado que con este grupo han surgido ciertas dificultades en el trabajo cooperativo. Me gustaría realizar el test de Bartle a los alumnos para establecer grupos de trabajo en función de los perfiles resultantes del test.
En cuanto a la línea de los videojuegos, aunque no acaban de convencerme (creo la combinación de actividades artísticas como por ejemplo la música en el aprendizaje de otras materias podría producir mejores resultados amén de resultar mucho más enriquecedor culturalmente) me propongo el reto de iniciarme en el manejo de Minecraft, aprovechando que viene incluido en Raspbian, la distribución de GNU/Linux más popular para la Raspberry PI.
Así que … ¡a jugar se ha dicho !